Lo importante a tener en cuenta a la hora de hacer una
Intervención Psicopedagógica, es que para cada niño o persona con la que
se interviene, debe trazarse un plan de intervención particular, con objetivos
específicos para su dificultad y su estilo de aprendizaje.
En algunos casos el sujeto se beneficia de la
intervención en modalidad grupal, sin embargo es muy difícil de
lograr ya que no se trata solamente de agrupar
por edad cronológica o tipo de dificultad, sino que se deben
tener en cuenta otros elementos que intervienen en el aprendizaje tales como la
motivación, estilo de aprendizaje y acervo cultural de cada uno. Si no se
priorizan los beneficios para el niño, el proceso se enlentece e incluso
puede ser contraproducente para el logro de los objetivos planteados.
Cuando se trata de una intervención de tipo preventiva o
compensatoria, como por ejemplo las que se realizan en las instituciones
educativas con niños que tienen un ritmo más lento que el resto del grupo, la
modalidad grupal puede resultar beneficiosa ya que apelamos a actuar en la Zona
de Desarrollo Próximo (Vygotski 1931). Esto significa que mediante actividades
cooperativas buscaremos favorecer aquello que el niño puede lograr con la ayuda
de un adulto o un compañero más capaz.
Sin embargo, cuando se trata de intervenir en una
dificultad específica como la Dislexia o Discalculia; así como en un Trastorno
del Desarrollo, es recomendable que el trabajo se realice en modalidad
individual, preparando para cada sesión los materiales específicos que nos
aseguren no solamente el logro de los objetivos sino el mantenimiento de la
motivación en el niño.
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